lunes, junio 2

Un partido difícil de explicar

Jugamos con Upward y perdimos, fue 3-5. Un partido que tuvo realmente de todo, pero lo más triste es que terminamos en cancha los últimos minutos pero con la mente sacada, fuera de lugar. Rescato la rebeldía del equipo, que dejaron todo, el respeto de aquellos a los que por error no di lugar en el partido. Si muchachos, repasé el partido unas cuantas veces desde que terminó y llego a la lastimosa conclusión de que me equivoqué, lo asumo y en parte creo que la derrota puede tener explicación en dichos errores. Jugamos un primer tiempo notable, con una concentración espléndida en defensa. Salvo algunos errores que siempre suceden, en líneas generales fuimos un muro. Logramos irnos en ventaja al descanso por 2-1, dejando sin espacios al rival, sin posibilidades de que nos desbordaran. Las pocas veces que se nos escaparon generaron riesgos, algo propio de un gran equipo. Upward es ante todo un colectivo superdotado físicamente para lo que es el común denominador de esta Liga. Pero a ello le suman que tienen tres o cuatro jugadores con un excelente nivel. Es una combinación peligrosa para cualquiera, nosotros no somos la excepción. Sin embargo logramos desarticularlos, ponerlos nerviosos, generar errores en su salida y contragolpear siendo punzantes y convertir. Primer tiempo perfecto. En parte, la actuación defensiva de ese período me indujo al error, puse por encima que ya estaban en ritmo de partido, que lo estaban haciendo notable, y que estaban marcando con categoría, algo que subsanaría todo cuando las piernas flaquearan. No les di descanso y le erré, así de sencillo. Es que, por más que no me lo dijeran, a Gonza y Pali les hubiera venido bien un rato en el banco, algo que de antemano había pensado con la salida de Carlitos del equipo, es decir: me traicioné a mi mismo. El fútbol tiene eso, los momentos te alteran lo que uno puede haber pensado de antemano y te puede salir bien o mal como en esta instancia. Vuelvo a asumir el error con las disculpas del caso a dos jugadorazos como Carlitos y el Cara quienes ante todo fueron muy respetuosos de mi errónea decisión. El segundo tiempo fue distinto al primero y estuve cegado. Upward nos avanzó, nos empató y después continuó con su asedio. Así y todo pudimos tenerlo a tiro. Nos quebraron y se nos pusieron 2-3 pero a esa altura ya habíamos comenzado a salirnos del partido, incluyéndome. Nos ganó la impotencia ante un cúmulo de infracciones duras no sancionadas como correspondía por los árbitros en cuestión. Los fallos que no existieron, uno tras otro, nos desbordaron provocando conductas inapropiadas en nuestros jugadores. Las discusiones se hicieron constantes y cualquiera sabe que, por más que se quiera poner paños fríos, en caliente y dentro de la cancha, resulta muy difícil controlarse. Así vino la expulsión de Alvaro que por más fuerte que te hable todos sabemos que nunca te va a insultar, pero sus protestas desmedidas fueron sancionadas con la expulsión. Más impotencia. Otras rojas pudieron existir por juego brusco, pero apareció una por protestar. Con uno menos nos pusimos 3-4 pero en la última jugada nos clavaron el quinto ya con Carlitos en el arco. En fin, resumiendo el partido, hubo un tiempo para cada uno. Asumo mis errores que no pudieron parar el declive del equipo en el segundo tiempo, es mi absoluta responsabilidad. No justifico ningún tipo de protestas, creo que Alvaro estuvo mal, pero entiendo el génesis de su calentura, era previsible que algo pasase con el desarrollo de los últimos minutos. La frutilla del postre fue la expulsión de Juan Ramón Yanes finalizado el encuentro. El equipo estaba sacado, fuera de sí. Los árbitros fueron el centro de las protestas que como tal fueron en un tono fuerte pero dejo constancia que, bajo ningún concepto agraviantes. En dicha discusión, uno de los árbitros, Chamorro, empuja a Juan Ramón buscando moverse hacia atrás de la mesa provocando la inmediata reacción de nuestro jugador, al que tuvimos que sacar del lugar y ahí sí, insultos. Los jugadores de Ucovita y Edprin miraban atónitos la situación y son testigos de todo lo que pasó. No pongo en duda que el árbitro no haya tenido intención de echar más leña al fuego, pero lo hizo. Ante el reclamo lógico del "¿por qué me empujas?" de Juan Ramón, el árbitro, lejos de apaciguar su actitud se defiende con una frase tan ilógica como su proceder: "yo no te empuje, me hice lugar"... Estando entre la mesa y nuestro jugador la única que le quedaba era sacarse de encima con un empujón a Juan Ramón. Fue lo que hizo, con el nombre que quieran, pero fue así. Entonces se le termina yendo de las manos todo. Repito, no pongo en duda su buena fé, creo que se equivocó, así de simple, como también lo hice yo y mis jugadores o incluso los del rival buscando una pelota más fuerte de lo que se debía. Quiero creer en los errores circunstanciales, no premeditados. Tampoco justifico nuestra reacción bajo ningún concepto, asumimos las culpas y cargos que nos quepan. Pero tampoco que nos disfracen la situación buscando salirse de las responsabilidades. Hubo un proceder fuera de lugar que desencadenó el tumulto final. Un desgraciado error, así lo tomo y nada más. El otro juez se movió de otra forma, contuvo a nuestro jugador, se mostró conciliador, algo rescatable. Espero que, sobre la base del análisis de la situación se pueda comprender el medioambiente que derivó en la expulsión de Juan Ramón a la hora de aplicar las sanciones que seguramente habrán y está bien que así sea. Por último, Upward al final de cuentas terminó justificando su victoria.

Alikal (3): A. Barrera; A. Correa, G. Harretche; S. De Paula y A. Riestra. D.T: M. Gentile. Ingresaron: J. Yanes, N. Cabrera y C. Ponce. En el plantel: C. Geribón, P. Reyes.
Goles: S. De Paula (2), A. Riestra.

Upward (5): Un muy buen equipo.

Foto: Así quedó la pierna de Nicolás Cabrera tras una infracción que no se sancionó como se debía, expulsión. Este tipo de fallos obviados fueron los que, acumulándose, nos sacaron a todos del partido.