jueves, mayo 23

La circularidad de todos los años

Por Agustín Berriel


Nuevamente aparecen los problemas con los jueces en el fútsal. “Es claro, si no cobran bien no pagamos” plantean los equipos, “si no nos pagan no hay fútsal” replican los jueces. Una circularidad inútil e innecesaria en la que ya se sabe la respuesta: se paga y se juega. El otro día, llevada a cabo una reunión entre delegados de las tres divisionales y los jueces (algunos), se llegó a la conclusión de que se debía ser más tolerantes y pacientes, de parte de los jueces y de parte de los equipos. Ambas partes plantearon sus posiciones y dejaron claro que el trabajo en equipo es necesario para que la mejor función de cada una de las partes sea lograda. En fin, lo que se buscó fue que existiera, entre otras cosas, diálogos entre los jueces y los jugadores de forma calma y cauta, con planteos con fundamentos que ameriten y ayuden a que los jueces asuman sus errores si así se entiende, y se citó un ejemplo:  un equipo disponía de un tiro libre a su favor, se le contaron los cuatro segundos y lógicamente sacaba el otro cuadro. El jugador del cuadro al que le correspondía reanudar el juego remató al arco y los jueces, en una decisión equivocada, cobraron gol. Los jugadores del cuadro perjudicado protestaron, pero sin argumentos, ya que la protesta se dio porque “le contaron muy rápido los cuatro segundos”,  en una clara demostración de una protesta sin fundamentos; ya que si el equipo decía “la falta es técnica, no vale el gol directo” la situación no se daba. Otro ejemplo citado es lo del reloj, que sólo se detiene cuando lo indica el juez, si se va a ejecutar un PENAL (entiéndase falta dentro del área o falta cuando un equipo ya pasó las 5 infracciones), si hay lesión de algún jugador o en el último minuto, algo que se protesta frecuentemente por falta de conocimiento del reglamento interno de la liga.
Lógicamente los jueces van a trabajar para buscar unificar los criterios a la hora de arbitrar, y que admitieron, muchas veces no son los mismos, además de intentar que todos los árbitros de la liga concurran a las reuniones con el colegio de Arbitros (Tulio), que es quien tiene y conoce mejor el reglamento.
En consecuencia, se va a pretender la colaboración de los jueces y de los equipos para mejorar el deporte y seguir, como se planeó desde un principio con la creación de la liga, involucrando a las familias en la misma. De parte de los jueces se espera que los equipos al menos tengan un conocimiento básico del reglamento y no sólo “saber algunas reglas”, y de parte de los delegados se espera un cambio de actitud y trato con los futbolistas de parte de algunos árbitros, además de la unificación de los criterios a la hora de tomar algunas decisiones.